Una definición aproximada del término civilización sería decir que “es el estado alcanzado por un pueblo que vive en comunidad organizada ciñéndose a leyes y que se vale del arte, de la ciencia y del gobierno para el bien común”.
Como consecuencia, un pueblo debe reunir determinadas características para que pueda ser considerado "civilizado"; una de ellas, por ejemplo, es el uso de la escritura, o, según determinadas culturas, la erradicación del canibalismo.
Hacia el año 6000 a. C. surgieron en el Cercano Oriente y en el sur y el este de Asia las primeras civilizaciones superiores. Estas se formaron en los oasis y en los valles de los grandes ríos donde el agua y la tierra fértil ofrecieron al hombre condiciones propicias que le permitieron, mediante su inteligencia, su imaginación y su trabajo, extender su dominio sobre la naturaleza y alcanzar formas superiores de la cultura material y espiritual.
Desde el valle del Nilo hasta los oasis de Palestina y Siria y las fértiles llanuras del Éufrates y del Tigris se extendió un cordón de centros culturales que, por su forma geográfica, ha recibido el nombre de Fértil Medialuna. Al mismo tiempo se iniciaba una nueva etapa de la historia en los valles del Indo y del Ganges en la India y a orillas del Hohangho y del Yan-tse-kiang en la China.
En Mesopotamia, los súmeros crearon distintas Ciudades-Estados e inventaron la escritura cuneiforme. Hamurabi, un gran conquistador y gobernante, creó hacia 1760 a. C. un código de derecho y confirió al Estado la función de hacer cumplir la justicia.
Los hititas, provenientes de Asia Menor, extendieron su dominio hacia el sur y hacia 1600 conquistaron Babilonia. Debían sus triunfos a su superioridad militar que descansaba sobre el empleo de las armas de hierro. Ellos marcan el comienzo de la Edad del Hierro que siguió a la Edad del Bronce.
Los fenicios fueron prósperos comerciantes y desarrollaron un alfabeto.
Los asirios crearon un gran imperio basado en un sistema administrativo eficiente y un excelente ejército, pero también en el terror despótico y la explotación.
Finalmente todo el Cercano Oriente fue unido políticamente por los persas que, bajo la influencia de la religión de Zaratustra, gobernaron con justicia y demanda.
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