En una vasta y rica región de América, el pueblo maya creó una de las más originales y grandiosas civilizaciones antiguas. Los mayas no constituyen a un grupo homogéneo, sino un conjunto de etnias con distintas lenguas, costumbres y realidades históricas, pero que comparten rasgos que nos permiten integrarlas en una unidad cultural. A la vez, esta unidad forma parte de otra mayor, la cultura mesoamericana.
El tiempo en los mayas
El tiempo y sus calendarios surgieron de la observación de diversos fenómenos astronómicos, pero también del interés por encontrar fórmulas que relacionasen o abarcasen los distintos ciclos temporales.
Otro motivo que indujo a los mayas a idear constantemente nuevos calendarios fue el deseo de adivinar el futuro y de conocer y precisar con anticipación las fuerzas y los movimientos de los astros.
El calendario jamás fue un objetivo en sí mismo ni sirvió únicamente para articular el tiempo. Las representaciones y descripciones, que eran plásticas y realistas, indican que en la concepción maya el tiempo no era un fenómeno físico abstracto, sino que se manifestaba en los entes sobrenaturales más allá del mundo humano. Eran seres que vivían, amaban, se alimentaban, dominaban y mataban.
Nacían, desplegaban su poder y morían en un movimiento circular constante para volver a nacer en un momento perfectamente predecible e inaugurar un nuevo ciclo. Para los mayas, los seres sobrenaturales representaban el tiempo y mantenían el orden cósmico. Sus peculiaridades y sus actividades determinaban el curso del mundo. Los aj k’inob o sacerdotes del calendario creían reconocer la actuación de los seres cósmicos en los fenómenos astronómicos.
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